Se acerca el final de la noche, un turbio paisaje infestado de formas. Sombras cubiertas de sed y lujuria. Y entonces comienzo a intentar declinar, de toda promesa y de toda verdad. Dulce silencio; mortal sacrilegio. ¿Quién dijo que el verso es completa bondad? ¿Quién dijo que el tiempo valioso es la fiel soledad?
Comienzo a llenar mi presente de furia. Palabras menguantes de rabia sin luna; completa en el sol y en la noche tan turbias. El odio comienza a infectar mi razón. El miedo comienza a observar mi pasión.
¿Quién llama mi nombre entre tanta distancia?
¿Quién vive a la par de tan cruel realidad?
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