Despierto y no observo más que sombras a mi alrededor, fragmentadas por unas cuantas líneas de blanca luz, plástica y perpetuamente inherte . El aroma a humedad es agobiante, impregnado de un minúsculo toque a sangre y azucar. Me pongo de pie, y contemplo la ausencia de formas, sin saber realmente qué yace de pie; carezco de sensación corpórea y al caer de rodillas, mi pecho sucumbe al suelo en frialdad, congelàndose como el tiempo mismo ahora perece. Entonces miro hacia un costado y observo el techo caer poco a poco por encima de mí, cual trozos de carne hechos cenizas al mar.
Es entonces que una onda translúcida, de hermosos colores se funden con mi entorno; una eclectica luz se esparce entre risas, y observo como a lo lejos se abren dos pequeñas ventanas, amantes del miedo, el reflejo y lo etereo. entonces callo.....
Doy dos pasos e inhalo fuertemente, miro al piso sobre el cual camino, y entonces comienzo a avanzar hacia lo ulterior de un estado inamovible, cual si me desprendiera de las garras de un casi eterno letargo y muy apenas pudiera comprenderlo. Y asì, durante mis pasos gentiles y torpes cual aquellos de un niño infectado de maravillas absurdas, nos topamos en la calle como toda mañana y veo tus labios invocar mi nombre; "suerte" te digo, con signos vacios.
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