Detrás de nosotros reside un camino, un espectro de un rostro que ya hemos dejado. Yo observo hacia el mio y encuentro un lugar, un espacio y un ente tan siempre distintos, tan prontos a odiar. Un monstruo incapaz, letal en su aliento tan lleno en lo inerte. Y al ver esas huellas que voy cosechando, observo su inicio, su génesis llena de miedo y vestigios, de duda y de muerte.
Soy cruel fugitivo, que ignora el latir de una parte de mí. Mantengo mi vista hacia el frente que espera, y observa una huida perpetua en mi andar.
Despierto; a cada instante que acontece un silencio. Y entonces pregunto en lo más profundo de mi ser, ¿Qué es esto que siento a cada respiración, esta turbia opresión que desciende tan lento, anida en mi vientre e intenta salir? Un agudo cansancio que no reconozco, un silencio guardado que busca el reposo; un aire impregnado de vicio y de fobia; un coágulo fétido en lo obscuro de mi alma. La lista de pasos que dejo detrás, formando la bestia que corre a mi andar.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario