jueves, junio 19, 2008

epidemia

Sinceridad en una noche pasajera, sin igual entre las noches,
De una luna sin defectos, tan brillante como llena;
Con las manos en la mesa comenzamos a viajar,
entre el brillo de los ojos que reflejan su inocencia.
Y observamos entre el aire, su inhalar y mi suspiro,
que el momento nos aguarda y nos impregna de renuencia;
un sigilio disidente y discordante de papel,
sobre sombras marginadas. Un incendio de placer.

El instante se prolonga; nunca llega sin demora.
Se diluye entre el presente mi silueta desertora.
Y es entonces que el silencio se comienza a derrumbar.
Mis pupilas se reflejan; dos instantes que al unisono,
hoy conocen su final.

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