domingo, octubre 05, 2008

Un giro inesperado

Hoy por la madrugada estaba sentado en el comedor del departamento. Botes de cerveza casi vacíos sobre la mesa. El sol todavía no anunciaba su ascenso y había una dulce obscuridad. Entonces una mujer comienza un punto de vista que culmina diciendo así: "¿No crees que lo somos? Claro que sí, tú eres un dios". Y su pareja, un hombre con cejas tupidas y mirada soberbia, agrega entre otras cosas diciendo así: "En este momento de mi vida yo tengo todo", finalizando con una risa corta y desagradable.
El contexto de las palabras anteriores no es muy relevante y sólo necesitan plasmarse tal cual. Yo por mi parte no pude evitar el sentir como una parte de sus alientos contagiaba todo con sus absurdas y superfluas egolatrías. Lo que era una noche de buena charla se convierte en un espectáculo funesto de egos y palabras vulgares con las que intentan estos sujetos persuadirnos de que su vida es buena. Patético y desagradable. Molesto en demasía.

Todo estaba bien hasta que ellos llegaron hace dos minutos a la mesa a unirse a nuestro pequeño jolgorio que ahora suma 6 personas.

A partir de ese momento, toda la conversación adquiere un tono distinto y hay un énfasis tediosos en cada oración sobre la palabra "yo". ¿Por qué? ¿Cuál es su necesidad de mostrarse y pregonarse? Y he aqui su dialogo, sin defender una postura valiosa o una ideología fructuosa, buscan imponer lo que a nadie le importa: su "yo".

Y salvo por este detalle de dos peqeños individuos, fue una buena noche de juerga.

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