sábado, marzo 07, 2009

Se acabo el maldito tiempo

Me detengo a medio camino a mitad de la noche. La luna brilla suavemente en el despejado cielo de oriente. El viento sacude mi ropaje y hiela la piel de mis manos y rostro. Mis labios se han partido y sangran tenuemente. Miro al rededor y veo un un juego circundante de sombras difusas, las cuales se mezclan con la vestimenta del azul nocturno con que la tierra se disfraza de noche. Soy un intruso que busca la lenta muerte de la noche, en necesidad de la luz del proximo dia. Mas sin embargo el tiempo se ha acabado entre mis manos, y respiro profundamente antes de retomar una vez mas mi camino.

Dejo ahora de ser un ajeno, un extraño pasajero. A cada paso que doy las tinieblas me siguen, la luna se fija y cristaliza en lo alto del cielo. Mis brazos y piernas se mecen dulcemente en el aire, y mi voz es aquella del viento. Mi ser es aquel de la noche, sin luz ni momento. Las sombras se mueven sin verme ni verles. Soy parte del frio y tambien del misterio. La luna no alcanza a diferenciarnos, mas nos une por su belleza a mi y al sendero.

Y aquel extranjero que sediento buscaba una gota de luz, ha muerto y quedado hecho piedra en un punto lejano de un viejo momento. Ahora no soy, y no espero el momento. Ahora no soy, y es que por fin... se acabo el maldito tiempo.

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