Enjambre de tragedias,
salvajes almas desfiguradas.
Sombras trasgresoras sobre cúmulos de sal.
Lleno mi alma roca a roca,
gota a gota hasta lograr mi marchitar.
Una colmena de traición,
miradas ígneas y fugaces.
sangre coagulada, llena en grumos y de miasma
Lleno mi habla de agonías,
versos turbios sin lugar.
Deambulantes, pasajeras
Olvidadas y en destierro.
Así son las horas que cubren mis labios.
Del pasado se mancillan
y ahora cargan con su edad.
Si la muerte ha de llegar en esta hora deshonrosa,
a dónde ira a vertirse mi alma,
sobre el vaivén de esta tan lúgubre tragedia.
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