vuelvo en un vuelo tranquilo.
Sosiego que impera, es la causa de olvido.
Desciendo planeando, muy cerca al silencio.
La luna tan muda; testigo y misterio.
Contempla la furia que dejo en el cielo.
Misterio me otorga, cual dulce recuerdo.
Y arriba de mí arden todos los signos.
Regreso a una tierra sin lengua ni vicios.
Observo debajo mi punto de encuentro,
allí donde el aire es caricia y es verbo.
Ahora que las llamas languidecen tras de mí.
Ya pronto nevarán viejas cenizas por el aire.
La calma anuncia ya mi retirada a otro tiempo.
La calma invoca ya mis melancólicos momentos.
Ciclo, cambios, formas y silencio.

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